Todo ex fumador en ciernes está preocupado por ganar peso a raíz de dejar este hábito tan insalubre, sin darse cuenta de que los beneficios de abandonarlo definitivamente son, con creces, mayores a los que pudiese conllevar una hipotética subida de peso ocasional; y en todo caso, solucionable. Pero hay que hablar también de los trastornos nutricionales que ocasiona la nicotina en el organismo humano.
¿Qué sucede con la absorción de nutrientes mientras se es fumador? Cualquier fumador debería tomar un suplemento de vitamina C, ya que el tabaquismo dificulta su absorción, por un lado, y por otro aumenta la presencia de radicales libres en el organismo, acelerando la oxidación y por tanto la degeneración. La vitamina C, que encontramos en cítricos, fresas, pimientos, perejil… combate dichos radicales.
Además, las sustancias tóxicas que contienen los cigarrillos desplazan a los nutrientes a la hora de asimilarlos. Ocupan el lugar de estos, que son desechados por el organismo al no conseguir absorberlos. De este modo, no es raro que los fumadores tengan carencias de vitaminas y minerales, aunque en principio no presenten sintomatología alguna. Y los micronutrientes que sufren en mayor medida este desplazamiento son el calcio y las vitaminas C y E, ambas antioxidantes.
Sustituir contaminantes por nutrientes
Cuando se toma la sabia decisión de dejar de fumar es importante “rellenar” las reservas que por fin van a quedar libres de ocupantes nocivos (nicotina, alquitrán, azúcares… que se añaden para aprovechar su poder adictivo). Así que no estaría de más reforzar una dieta equilibrada con un complejo vitamínico, al menos durante el primer mes tras dejarlo.
En este sentido, la recomendación habitual de beber agua en abundancia durante el día, cobra aquí aún más sentido, puesto que la nicotina es soluble y será más fácil de eliminar del organismo si el ahora ex fumador está bien hidratado. Y cuanto antes la elimine, menos le durará el síndrome de abstinencia.
Así que, si durante la primera semana sin fumar decide cambiar los cigarrillos que no se enciende por vasos de agua, estará obrando de manera inteligente, pues además le servirá también para controlar la ansiedad. Al decir de los médicos expertos en el tema, el ex fumador reciente puede aumentar hasta 3’5 los litros de agua consumidos a diario los primeros días.
Alimentos para dejar de fumar
Según un reciente estudio de la Universidad de Duke en Durham, conviene saber que hay alimentos que de por sí predisponen a fumar, ya que mejoran el sabor del tabaco. Estos son la cafeína (presente en café, té, refrescos de cola…) y la carne. Sin embargo, las frutas y hortalizas o los lácteos tienen el efecto contrario, pues “empeoran” el sabor del tabaco y son buenos aliados a la hora de dejar de fumar.
Hay una serie de micronutrientes que ejercen una acción protectora ante la toxicidad del tabaco. Dichos componentes son el selenio, el zinc, las vitaminas A, B y C, y los carotenoides que se encuentran en las hortalizas de color naranja y rojo. Una dieta rica en cereales integrales, pescado azul, frutos secos, frutas y hortalizas proporciona estos nutrientes de manera natural.
Y cuanto más cubiertas estén las necesidades nutricionales del organismo, menor será la ansiedad y antes se superará el síndrome de abstinencia. Pero ante la necesidad imperiosa de llevarse algo a la boca es mejor recurrir a frutas, o incluso a chicles y caramelos sin azúcar antes que a dulces industriales, que aumentarán la ansiedad a corto plazo por la híper y posterior hipoglucemia que provocan.
En resumen, una dieta equilibrada será la mejor garantía para seguir conservando un peso saludable. Y en cualquier caso, una pequeña ganancia de peso entra dentro lo esperable dado el aumento de absorción de nutrientes que trae consigo el abandono del tabaco, pero el cuerpo se autorregula en pocas semanas volviendo al peso habitual.
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