Preguntemos a cualquier madre o padre trabajador dentro y fuera de casa: después de un frenético día de trabajo y de haber sorteado todos los obstáculos para llegar a tiempo a la escuela, recoger a los niños, darles de merendar, hacer los deberes y bañarlos, queda lo más difícil: pensar en una cena fácil, equilibrada, saludable… y sí, que se la quieran comer.
Y es que la comida que más afectada se ve por nuestro estilo de vida es la última de la jornada. Si comen en el colegio, como tendremos acceso al menú que ofrecerán, hay que intentar acoplar el menú familiar de la mejor manera posible al suyo.
Aun así, a esta hora del día, corresponde al niño decidir cuánta cantidad comerá de cada alimento. Un tema que preocupa a muchas familias, porque piensan que sus hijos no cenarían nada si no insistieran. Pero les animaría a trabajar otros aspectos como las expectativas en torno a las comidas o a revisar algunas prácticas que pueden interferir con el apetito. Y es que el rol de los padres debe ser el de acompañar, no el de presionar, o se generaría un precedente desagradable en torno a la hora de comer y complicará aún más esta comida.
¿Qué alimentos deberíamos incluir en las cenas?
- Verdura, y en abundancia. Ya sea fresca, en ensaladas, o cocida, en cremas. Debemos asegurarnos de que haya, al menos, un vegetal en la mesa. Es tan sencillo como servir unas rodajas de tomate con aceite de oliva virgen extra o una zanahoria rallada con zumo de limón.
- Proteínas vegetales o animales. En el caso de que los niños hayan comido a mediodía proteínas de origen animal, podría ser beneficioso priorizar las proteínas vegetales en las cenas. Se tiende a dar demasiada proteína animal a los niños, cuando se podría incrementar el consumo semanal de legumbres y disfrutar de sus beneficios, como el mayor aporte de fibra.
- Cereales integrales, tubérculos y otras fuentes de carbohidratos. Las posibilidades son infinitas: arroz integral, cuscús, mijo, quínoa, cebada, patata, boniato… Se pueden servir tanto en ensaladas como acompañando a otros alimentos. Incluso formando parte de cremas de verduras como la crema de calabacín y patata o crema de calabaza con mijo.
- Grasas saludables. Además del aceite de oliva virgen extra, existen otros ingredientes muy nutritivos que aportarán grasas saludables al plato. Incluir semillas, aguacate o frutos secos es una forma deliciosa y fácil de hacerlo.
- Y fruta. ¿Se ha quedado con hambre? ¿Te piden algo más dulce tras la comida? Pues la solución más saludable es sin duda una pieza de fruta.
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