Sin duda, parece que el pan fresco de ahora no dura crujiente tanto tiempo como el de antes. Los nuevos tipos de harina, la fermentación acelerada, los hornos eléctricos o en resumen, la peor calidad de este alimento básico hacen que enmohezca o se ponga duro mucho antes. Por eso hoy os contamos qué se puede hacer para alargar la vida útil del pan fresco, bien sea casero o comprado.
En nuestro país, ya no es tan habitual como antaño comprar pan fresco cada día. Si bien es cierto que parte de la población –normalmente la de una edad más avanzada– conserva todavía esta costumbre. Sea por falta de tiempo o simplemente por comodidad, cada vez son más quienes optan por comprar pan suficiente para consumir durante varios días.
Por ese mismo motivo, y para evitar que el producto pierda cualidades la misma jornada después de la compra, es preciso conocer algunos métodos de conservación para ralentizar el deterioro que le es característico al pan fresco. En este sentido, elegir un producto de calidad, de elaboración artesana -sea esta casera o foránea– , es el primer paso para alcanzar con éxito nuestro propósito de disponer de un pan fresco y crujiente más tiempo.
Pan fresco durante más tiempo
Un par solo de consejos de conservación, por lo demás bastante sencillos. Y para llevarlos a cabo solo se necesitan utensilios presentes en cualquier cocina.
- Cubrirlo con un trapo.
Los expertos panaderos defienden que un buen sistema es envolver el pan fresco en un trapo de algodón o lino, y dejarlo sencillamente sobre la encimera para protegerlo del aire, que es su mayor enemigo a la hora de oxidarse.Del mismo modo, pueden almacenarse en un cajón o mueble de la cocina. No se recomienda el uso de bolsas de plástico, ya que no permiten respirar al producto, ni tampoco telas lavadas con productos muy olorosos, ya que podrían alterar el sabor del pan. - Congelarlo.
El congelador también puede ser un buen aliado para alagar la vida de nuestro pan fresco. Sin embargo, no debemos almacenarlo de cualquier manera, sino en bolsas herméticas que eviten que se contamine con olores de otros alimentos. Estas también nos serán útiles para que el pan no se queme con el frío del congelador.Una muy buena idea es conservarlo ya cortado con papel de cocina entre cada rebanada, así evitaremos que se enganchen.
Ojo con la humedad
Puede que a más de uno se le haya pasado por la cabeza conservar el pan fresco más tiempo en la nevera. Sin embargo, tenemos malas noticias: no es la mejor opción. Se trata de un lugar húmedo, que puede alterar la composición del producto, dejándolo gomoso y desagradable.
Y a la hora de calentarlo para devolverlo a la vida (consumirlo), tanto para el pan que tiene unos días como para el descongelado, una breve pasada por el horno es una buena opción. Para hacerlo bien -durante cinco minutos como máximo- podemos rociar el pan con un pulverizador o cubrirlo con un paño húmedo y meterlo en el horno ya precalentado. Así podrá tomar temperatura sin perder mucha humedad.