Un estudio refleja que el 77% de los anuncios que impactan a los menores está relacionado con productos alimenticios poco saludables. Si a ello unimos el que el 70% de las/os niñas/os españolas/es come mientras ve la televisión, no es de extrañar que la OCU haya hecho pública una queja sobre la publicidad de los alimentos infantiles.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha exigido recientemente limitar la publicidad de los alimentos infantiles no saludables. En especial aquella que va dirigida a los menores. La OCU considera que la publicidad infantil «debería regirse por unas regulaciones estrictas y obligatorias», en lugar de estar sujeta a códigos de autorregulación creados por la industria, «sin obligaciones ni castigos».
Así lo han denunciado los consumidores, a través de un comunicado a los medios en el que lamenta que dicha regulación no exista en España, «pese a las recomendaciones reiteradas de instituciones como la Organización Mundial de la Salud».
Alimentos infantiles
La OCU, junto a la Escuela Nacional de Salud del Instituto de Salud Carlos III, ha llevado a cabo un estudio sobre publicidad dirigida a niños para comprobar el grado de adaptación de España a las recomendaciones de la Oficina Regional para Europa de la OMS en relación a los alimentos que pueden publicitarse o no según su composición nutricional con el propósito de reducir el marketing dirigido a los niños.
De sus resultados se desprende, según la organización, que el 77% de la publicidad que los menores reciben está relacionada con alimentos poco saludables y que no cumplen los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud, que, «de ser oficiales, no podrían anunciarse ni dirigirse a niños de ninguna manera».
Para la realización del informe se han analizado 54 horas de emisión de los principales canales infantiles y juveniles, así como de los generalistas con mayores índices de audiencia infantil, durante una semana, en horario de 06:00h a 00:00h.
Según la OCU, solo el 23% de los 119 productos de alimentación categorizados en el perfil nutricional propuesto por la OMS se podrían haber anunciado si se hubiera aplicado este modelo.
El resto corresponden a anuncios de alimentos “no permitidos” por tener mal perfil nutricional (31%), o a anuncios que en ningún caso estarían permitidos (46%), ya que corresponden a alimentos como el chocolate, caramelos, galletas, pasteles y bollería, bebidas energéticas o zumos de frutas.
Un público vulnerable
La organización valora como un “fracaso” el código PAOS, un sistema de autorregulación que afecta a la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a niños menores de 12 años y de 15 si la publicidad viene de Internet, pero que, a su juicio, no regula la calidad nutricional de los productos anunciados ni la frecuencia de emisión.
Ante la “falta de compromiso” por parte de los anunciantes y el “evidente fracaso” de los modelos de autorregulación, la organización de consumidores pide «un cambio de normativa para rebajar la enorme presión publicitaria de los alimentos poco saludables, dirigidos al público infantil». E insta a los fabricantes a que sigan reduciendo los contenidos de grasas, azúcares y sal de algunos alimentos para que sean más saludables.
La OCU subraya que los niños «no tienen el juicio necesario para saber lo que les conviene, solo lo que les gusta». Razón por la cual se trata de un público “especialmente vulnerable”. Ya que, además, «no cuenta con un criterio formado para responder racionalmente a determinados estímulos».