Atendiendo a la frecuencia entre las diferentes comidas, su duración, así como los patrones de consumo de alimentos e ingesta de energía, un estudio científico sugiere que las mujeres comen mejor que los hombres. Aunque siempre hay matices.
Según un artículo de EuropaPress en su portal dedicado a la salud, Infosalus, los hábitos de alimentación saludable de las mujeres son más adecuados que los de los hombres, tal y como se desprende de un nuevo trabajo científico centrado en el análisis de la asociación que dichos hábitos pueden tener con la obesidad abdominal.
Las mujeres comen mejor
Este trabajo de campo, que ha sido publicado en la revista científica ‘Public Health Nutrition’ y está coordinado por la Fundación Española de Nutrición (FEN), trata de identificar las mejores estrategias de alimentación con el fin de contribuir a reducir la prevalencia de obesidad.
A partir de sus resultados, «los hábitos de alimentación femeninos eran más adecuados que los masculinos, ya que las mujeres realizaban un mayor número de ingestas al día, se saltaban menos comidas y les dedicaban un mayor tiempo. Por su parte, los hombres realizaban una mayor ingesta de energía después de las 14.00 horas y durante las cenas», apunta la doctora Rosa Mª Ortega, directora del Grupo de Investigación Valornut y Catedrática de Nutrición de la Universidad Complutense de Madrid.
Por otra parte, según se desprende de este análisis enmarcado dentro del estudio científico ANIBES, «los hombres consumían más huevos o carne, mientras que en las mujeres era más alto el consumo de pescado, fruta, cereales integrales y lácteos».
A tenor de los datos recogidos por el estudio, algo más de la mitad de las mujeres (54,4%) realizaba más de cuatro comidas al día, mientras que esta cifra se reducía al 38,8% en hombres, que se saltaban con mayor frecuencia el desayuno, la comida de media mañana o la merienda.
Saltarse la merienda
Según queda reflejado en las respuestas, los individuos con obesidad abdominal se saltaban con mayor frecuencia la merienda y dedicaban menos tiempo a la media mañana y más a la comida que aquellos sin obesidad abdominal.
Para la investigadora principal de este estudio, «varios estudios recientes han sugerido que algunas características de la conducta alimentaria, como saltarse el desayuno, comer más de la ingesta total de energía del día durante la tarde, comer fuera de casa con frecuencia y realizar un menor número de comidas diarias, así como el picoteo entre horas, están asociados con un mayor riesgo de padecer sobrepeso u obesidad».
La doctora Rosa Mª Ortega subraya que, en lo que se refiere a la distribución de la energía ingerida en cada una de las comidas a lo largo del día, «los desayunos y comidas que contenían más del 25% y el 35% de la ingesta total de energía respectivamente se asociaron con una mayor probabilidad de padecer obesidad abdominal».
Las comidas de media mañana y las meriendas, cuya ingesta suponía más del 15% de la energía total, por contra se asociaron con una disminución de la probabilidad de presentar obesidad abdominal, por lo que la importancia de estas dos ingestas es notable.
Variedad en la alimentación
En lo que se refiere a la variedad de la alimentación, ésta fue mayor en la población sin obesidad abdominal, grupo en el que se consumían más cereales, cereales integrales y productos lácteos.
Teniendo en cuenta los datos, «las futuras estrategias de alimentación enfocadas en reducir la prevalencia de la obesidad abdominal deberían aconsejar la realización de al menos cuatro comidas al día donde el desayuno suponga menos del 25% de la ingesta total de energía», concluye la catedrática de la Universidad Complutense, quien recomienda que se introduzcan «comidas a media mañana y a media tarde que supongan más del 15% de la ingesta total de energía y se intente que la comida se lleve a cabo en un horario apropiado y no exceda del 35% de la ingesta energética total».