Todos aquellos que comen de manera habitual en el trabajo necesitan que su alimentación sea sana, pues ya de por sí comer fuera de casa genera descontrol en el organismo. Aquí trataremos de exponer algunos consejos útiles que pueden ayudar a no resentirse, a comer bien, pues muchas veces el problema no es sólo no tener tiempo, si no que como en casa no se come en ningún sitio.
Muchas personas se ven obligadas a comer o almorzar en su propio puesto de trabajo, pues ya sea por los horarios o las distancias, a veces resulta imposible pasarse por casa y descansar un poco, pues apenas se dispone de un escaso tiempo para comer. Debido a esta situación, son muchas las personas que deciden llevarse la comida al trabajo y comerla directamente allí, sin tener que perder demasiado tiempo en la tarea.
Comer bien es decisión propia
En la mayoría de ocasiones, resulta una solución de lo más socorrida para así retomar la actividad laboral en la mayor brevedad posible. Pero claro, ese este sistema de “ingesta exprés” también puede tener efectos negativos para nuestra salud, sobre todo en lo que al sistema intestinal se refiere.

Y es que si se abusa de esta práctica, solo se consigue, a la larga, sufrir por ejemplo de estreñimiento, de diarrea, elevar el colesterol «malo» e incluso tener diabetes. En este sentido, el consejo es que cuando llegue la hora del almuerzo, se escoja un momento de tranquilidad y sosiego siguiendo para ello una serie de consejos que vamos a describir a lo largo de este artículo.
Comer bien en la oficina debería ser una obligación y no una posibilidad. Durante el horario laboral hay que comer entre horas fruta o zumos, y obviar grasas como ‘snacks’ o bebidas excitantes como el café o los refrescos azucarados.
Vamos no obstante con unos consejos sencillos de llevar a cabo y que no supondrán un cambio demasiado radical en la rutina. Puedes leer más sobre el tema pinchando aquí.
Olvidarse de la comida rápida
A nadie se le escapa que los restaurantes de comida rápida ofrecen, en general, una solución acelerada y viable a la hora del almuerzo. En apenas cinco minutos está lista una comida que puede devorarse en un auténtico abrir y cerrar de ojos.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que la mayoría de estos alimentos no son en absoluto saludables. Las hamburguesas contienen un alto contenido en grasas saturadas; el pan está además hecho de harinas refinadas que suelen ser de lo más perjudiciales para nuestra salud…
Todo ello sin comentar que las bebidas gaseosas que acompañan a este tipo de comida tienen un alto contenido en azúcar, que solo va aumentar el nuestro perímetro ventral, y que hace sentirse «empachado» y molesto a la hora de volver al puesto de trabajo.
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Diseñar y preparar un menú semanal
¿Y qué se puede hacer para tener la comida preparada antes de salir por la mañana a trabajar? Pues ante todo, un poco de organización de nuestra parte. En este sentido, cada vez se lleva más hacerse una especie de calendario de comidas semanal, donde tener ya apuntada la dieta que se va a seguir de lunes a viernes
No hace falta decir que la dieta tiene que ser de lo más sana y equilibrada posible. Aunque hay algunos alimentos como las frutas y las verduras que se pueden preparar en tan solo unos minutos y llevar al trabajo sin problema alguno.
Es lo que ocurre por ejemplo con las ensaladas. Se pueden tomar frías, solas o como simple guarnición de cualquier plato, mientras que al mismo tiempo resultan muy sencillas de transportar en cualquier ‘tupper-ware’. Se puede hacer lo mismo con frutas, que pueden mezclarse en una deliciosa macedonia para tomar como un postre convencional. Todo ello acompañado de abundante agua para mantenerse hidratados en todo momento.
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Fijar lugar y hora para comer
Si se es de esas personas que a la hora del almuerzo apenas desconecta y se pone a comer delante de la pantalla del ordenador, mientras que al mismo tiempo está trabajando, es hora de darse un pequeño respiro. Uno debe de tomarse cualquier comida como una especie de ritual que no puede ni debe perderse.
Un espacio de tiempo que se debe reservar para este menester y donde nada ni nadie puede interferir. Para ello, una buena idea es salir de la zona de trabajo (como el despacho) y comer en una zona más apartada como un comedor o una habitación que esté menos concentrada de gente.
Y masticar muy bien cada trozo de comida para disfrutar mucho mejor de todos sus sabores en el paladar. Hay que recordar que comer es uno de los mayores placeres que existen, y disfrutarlo durante la rutina diaria hará que se regrese del trabajo con mejor ánimo.