Concluyeron para la mayoría las vacaciones de verano, llegó septiembre, y con él los clásicos propósitos para la vuelta; entre los que no suele faltar comer mejor. Empezando por el desayuno, aunque solo sea por aquella vieja cantinela de nuestros mayores de que «es la comida más importante del día». Y para ello, basta con suprimir de nuestra dieta algunos alimentos que consumimos creyendo que son saludables, cuando en realidad no lo son tanto.
Tal y como publican las secciones Comer, de LaVanguardia, como Sociedad, de LaVerdad, existe, muy arraigada en nuestra sociedad como una extendida creencia popular, la obligación de tomar una serie de alimentos que supuestamente consideramos saludables para empezar el día con fuerzas y energía.
Y sin embargo, ¿los productos que consumimos son realmente sanos? La técnica superior en dietética y consejera nutricional Susana León explica qué alimentos deberían estar prohibidos en el desayuno y por qué este no es la comida más importante de la jornada.
Desayuno saludable
«El desayuno es igual de importante que el resto de comidas, y tiene que estar, por tanto, igual de equilibrado», comienza explicando León para estos diarios, donde además añade que «habrá que compensar durante el resto de comidas del día hasta lograr un equilibrio de nutrientes».
Además, la experta en dietética y nutrición ha desmentido algunos falsos mitos en cuanto a alimentos que consideramos saludables para la primera comida del día, pero que en realidad no lo son:
- Pan blanco. El pan blanco, también considerado como pan industrial, tiene una gran cantidad de carbohidratos de absorción rápida, también presente en otros tipos de alimentos como mermeladas o bollería. Este tipo de grasas no solo provoca que al tener un índice glucémico muy alto se active la producción de insulina, sino que nuestro cuerpo, al absorber rápidamente estos hidratos, volverá a tener hambre muy pronto.
En su defecto, lo ideal es consumir carbohidratos de absorción lenta y que aporten un nivel más bajo de glucosa en la sangre, como son los «cereales y panes integrales o frutas con su piel». - Zumos. Al hablar de zumos no nos referimos únicamente a los procesados, los cuales contienen una gran cantidad de azúcares añadidos, sino también al típico zumo de naranja natural que preparamos en casa. «Siempre es mejor comer fruta y evitar los zumos, y sobre todo jamás debemos entender un zumo como una manera de suplir la ingesta de fruta», asegura la coach Susana León, que añade que muchos padres «prefieren preparar un zumo a sus hijos, mucho más dulce y apetecible a priori que una pieza de fruta, ya que enseñar a comer fruta nos da pereza, buscamos soluciones rápidas».
- Aperitivos. Aunque muchos de ellos estén presentados como alimentos saludables para matar el hambre a mitad de la mañana, estos productos tienen una gran cantidad de azúcares concentrados y volverás a tener hambre en un plazo corto de tiempo. Sin embargo, un gran sustituto para picar a mitad del día es una pieza de fruta.
- Tostadas con mantequilla y mermelada. La mantequilla y la mermelada son un clásico para tomar en el desayuno, sin embargo, estos productos guardan un alto índice de azúcar concentrado, superando incluso la cantidad recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). «La cantidad máxima recomendada de azúcar para un adulto sano son cuatro cucharadas al día. Si tenemos en cuenta las que añadimos al café, nos quedará muy poco margen. Y hay una gran cantidad de azúcares ocultos tanto en los postres lácteos como en la bollería», advierte la experta.
- Bollería y galletas. Aunque muchas veces la bollería y galletas industriales son considerados como productos muy atractivos para esas mañanas en las que hay mucha prisa y poco tiempo, la gran mayoría de dulces envasados contienen una gran cantidad de grasas perjudiciales para la salud, provocando incluso enfermedades como sobrepeso u obesidad. Sin embargo, las galletas caseras hechas en casa siempre serán una opción mucho más saludable que la repostería vendida en el supermercado.
- El azúcar refinado. Según Susana León, un adulto puede tomar hasta 2 o 3 cafés al día, pero siempre y cuando evite echar azúcar en la taza. «Si optamos por los edulcorantes, siempre es mejor escoger sacarina o aspartamo, cuya inocuidad está avalada por estudios científicos, que otros como la estevia, cuyos posibles efectos adversos no han sido estudiados porque aún no ha habido tiempo de hacer estudios científicos», concluye diciendo la experta en dietética y nutrición.