Un estudio impulsado por la Universidad Francisco de Vitoria, con participación del CSIC, ha evaluado el impacto sobre el estilo de vida que supuso este periodo de reclusión coincidente con la pasada primavera. Su conclusión es que el estado de ánimo durante el confinamiento afectó negativamente a un 35,6% de los españoles.
El confinamiento, una medida llevada a cabo entre el 14 de marzo y el 21 de junio de este año por el avance de la pandemia de la Covid-19, afectó negativamente a su alimentación, especialmente entre los que padecían obesidad.
Según este estudio, dirigido por el grupo de investigación de la Dra. Marta Garcés Rimón, de la Universidad Francisco de Vitoria (UFV) en colaboración con científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), las personas que ganaron más peso durante este periodo de reclusión fueron los que tuvieron una mayor “alimentación emocional”.
Cambios en el estilo de vida
Los científicos, que publican sus resultados en la revista Nutrients, han evaluado los cambios en el estilo de vida de 675 participantes mediante cuestionarios, los cuales les han permitido dilucidar el impacto del confinamiento. El punto de partida fue la idea de que permanecer en casa tanto tiempo podría haber modificado de forma significativa los hábitos de la población.
«Hay que recordar que el estado emocional de una persona está directamente relacionado con su calidad de vida e influye directamente en sus hábitos de alimentación, descanso y ejercicio físico», declara la Dra. Garcés.
Según los resultados obtenidos, el ejercicio físico y el descanso demostraron ser clave en el control del peso corporal. Lo muestra el hecho de que los que comenzaron a realizar ejercicio durante el confinamiento o mantuvieron el que ya hacían redujeron casi un kilo su peso corporal.
En cambio, los que no realizaron ningún tipo de actividad física aumentaron un kilo de media. Además, el 38,8% de los encuestados ganó una media de 2,57 kilos, mientras que el 31,1% aseguró haber bajado de peso.
Alimentación saludable
«Nuestro trabajo resalta la necesidad de enfatizar la importancia de adoptar un estilo de vida saludable, más aún si tenemos en cuenta que la obesidad se asocia con un incremento en la producción de citoquinas proinflamatorias, un factor que conduce a un peor pronóstico de la Covid-19», declara el investigador del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación (CIAL, CSIC-UAM) Miguel López.
La cuarentena implicó restricciones a la movilidad y cambios en las rutinas laborales y familiares, lo que repercutió en el estado de ánimo de la población. «Estos cambios emocionales se asocian a un aumento del consumo energético, así como a la ingesta de una mayor cantidad de alimentos con alto contenido en azúcares, grasas y sal, relacionada, no solo con el confinamiento, sino también con una peor situación económica, la incertidumbre y la falta de ejercicio físico», destacan los investigadores.
El trabajo indica que el 54,4% de los encuestados cambió sus hábitos alimenticios durante el confinamiento: el 25,6% incrementó la ingesta de comida basura, pero, por el contrario, el 57,2% comió más alimentos frescos que antes durante ese periodo. Además, el 64,2% indicó haber cocinado más y de forma más eficiente estando en casa.
Afectó negativamente
«Utilizamos un cuestionario para identificar los denominados comedores emocionales. Sí que observamos que hubo una mayor proporción de mujeres que declaró tener una alimentación de este tipo en un grado alto», indica Miguel López.
Respecto a los hábitos de descanso, los encuestados declararon dormir, de media, unas siete horas al día, una cantidad algo menor que antes del confinamiento. En cuanto a la actividad física, el 44,7% no hizo ningún tipo de ejercicio, con diferencias por sexo: 44,7% de mujeres frente al 48,7% de hombres.
«El objetivo es mantener el peso corporal y coordinar adecuadamente los diferentes niveles del estilo de vida, como la alimentación, el ejercicio físico, el descanso y las emociones. Es importante destacar que, durante un momento tan atípico como el vivido por la sociedad española en el confinamiento, cobró, si cabe, más importancia adoptar hábitos de vida saludables, sin olvidar la importancia del descanso, con un impacto directo en el peso y los niveles de estrés», subraya Miguel López.
El investigador del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación confía en que este estudio sea el punto de partida para la elaboración de una guía de recomendaciones en el caso de repetirse la situación vivida entre marzo y junio.